La situación del derecho a la alimentación y nutrición adecuadas no muestra avances en la materia ni esperanzas para el futuro. El papel del Estado está más que claro: se satisfacen necesidades de grandes empresarios y existe un abandono total de necesidades de la población vulnerable del país, agricultura familiar campesina y comunidades indígenas víctimas del modelo económico y productivo que destruye y contamina el país.